¿La belleza que duele?

Hace unos días escuché la siguiente frase:

'La belleza duele'. No es la primera vez que la escucho, pero sí es la primera vez que me resuena de un modo distinto.

Antes que nada, mi pregunta es: ¿Qué significa que la belleza tenga que doler? En principio es como decir que el precio que hay que pagar por ser 'bello' es alto, que el precio es el dolor. Por otro lado, ¿Qué es la belleza? La belleza es subjetiva, es decir que depende de quien mire y de la singularidad de ese sujeto que configura su propio modo de considerar qué es bello y qué no.

Lo que sucede es que hay un parámetro hegemónico que normaliza lo que es bello (por un lado fija normas para establecer lo bello, y por otro lado las naturaliza) y terminamos considerando que la belleza es determinado prototipo construido a través de las representaciones sociales.

Por supuesto que si hay algo que no nos gusta de nuestro cuerpo, lo podemos mejorar o cambiar, si realmente es un deseo propio y singular.

El problema es cuando hay una vorágine que va detrás de algo que a la larga nunca nos satisface, un intento por llegar a esa belleza ideal que alguien dice que es la preponderante, pero que en verdad no existe: es apenas una forma de caratular la belleza.

 Es por eso que invito a pensar si, en realidad, lo doloroso no será ir en busca de un ideal impuesto; esa belleza que, si tiene que doler, entonces hay algo en ella que claramente es para analizar.